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Artículos de Opinión

Los artículos de opinión recogidos en esta sección reflejan nuestro compromiso con los principios y valores fundamentales que nos definen como partido, siempre desde una visión basada en la libertad, la responsabilidad y la buena gestión. Publicados en los medios digitales de Sant Cugat (Tot Sant Cugat y Cugat Media), abordan principalmente cuestiones de actualidad local, sin dejar de lado otros temas de interés general que, por su relevancia, merecen nuestra atención y análisis. Estos escritos están firmados por miembros del Partido Popular de Sant Cugat y de Nuevas Generaciones, quienes aportan su visión y dedicación a la ciudad
Puigdemont corriendo

El verdadero problema catalán: la avaricia del separatismo

El llamado “problema catalán” no es ni cultural, ni histórico, ni mucho menos un enfrentamiento entre pueblos.

Es, como bien señalan historiadores y ensayistas como Henry Kamen o Jesús Laínz, el resultado de la avaricia política de un movimiento separatista que ha sabido venderse como víctima bajo la vieja consigna de “España nos roba”.

Ese relato, repetido hasta la saciedad, cumple la misma función que en la izquierda tiene el mantra de “que viene la derecha”: victimizarse, colocarse en el supuesto lado bueno de la historia y movilizar a los suyos a través del miedo. Es un patrón gastado, un discurso que revela la falta de ideas y el agotamiento de un proyecto político que ya no tiene nada que ofrecer.

El declive de Convergència i Unió es la prueba más clara. Aquel partido que durante décadas fue central en la política catalana hoy no es más que una sombra sin identidad, un separatismo de AliExpress, arrastrado por un prófugo de la justicia y aliado con socialistas sin escrúpulos. Lo que ayer defendían con solemnidad, hoy lo niegan sin pestañear. Su único pegamento es la mentira, y en ella han encontrado un nicho fértil en el eslogan fácil y en la agitación constante. Eso sí, siempre con una sonrisa permanente y hablando de concordia y convivencia a todas horas.

No sorprende que a los socialistas y al resto de políticos que gobiernan Cataluña les resulte más cómodo hablar de Trump, de Palestina o de cualquier otro conflicto internacional que afrontar la Cataluña decadente que ellos mismos han dejado. Basta con observar lo ocurrido con Ucrania: tema de moda durante un tiempo, hoy reducido al olvido. Porque lo suyo nunca fue la coherencia, ni el interés real por los problemas sociales, sino la oportunidad del momento, la moda ideológica que les permita tapar su fracaso.

Es el estilo de Zapatero: sacudir el avispero, fomentar la confrontación y mantener viva la tensión social para asegurarse las poltronas. Y en Cataluña se ha convertido en dogma.

Por eso conviene repetirlo con claridad: el problema del independentismo catalán no es Cataluña ni los catalanes —a quienes muchos reducen injustamente a un cliché—, sino sus representantes políticos. Su motor no es la justicia, ni la libertad, ni mucho menos el bienestar del pueblo, sino la avaricia. La avaricia de quienes han hecho de la fractura un negocio, de la mentira un proyecto y de la política un mercado barato. Los políticos separatistas pueden cambiar de rostro cada temporada, pero nunca de intención: seguir viviendo del conflicto.